Salida de
emigrantes de la estación al principio de
los sesenta |
Saldos
migratorios de la provincia de Málaga
por comarcas
Valores absolutos en el decenio
1961-1970
Litoral: 50.367
Valle del Guadalhorce: -5.457
Axarquía y Montes: -12.799
Depresión de Antequera:-32.416
Serranía de Ronda: -24.946
Total: -25.251
Municipios de la provincia de Málaga
donde la emigración (con expresión de
su destino), duplicó al menos el
crecimiento vegetativo alcanzado en la
década 1961-1970.
Alfarnate: 1.142
Alozaina: 1.554
El Burgo:1.255
Campillos: 3.598
Humilladero: 2.301
Mollina: 1.352
Peñarrubia: 1.004
Sierra de Yeguas: 1.603
Valle Abdalajís: 3.639
Yunquera: 2.747
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La población activa del sector
primario rozaba el 40% |
Durante la
llamada década del
"desarrollismo" -los años
sesenta-, más de 130.000 personas, siempre
según datos oficiales, abandonaron la
provincia de Málaga para establecerse en
otros puntos de la península -alrededor
de 70.000- o emigrar al extranjero -en
torno a los 55.000-. No era un fenómeno
nuevo en la historia malagueña, ya que a
finales del siglo XIX y comienzos del XX
había tenido lugar un importante proceso
migratorio dirigido a América, pero sí
supuso, por su transcendencia económica y
social, un acontecimiento demográfico de
primer orden.
No se trató,
tampoco, de un movimiento exclusivamente
malagueño, ni tan siquiera andaluz o
español. En realidad, fueron todos los
paises mediterráneos los que se
convirtieron entonces en oferentes de fuerza
de trabajo, con destino a la Europa
noroccidental, en plena fase de
reconstrucción tras la Segunda Guerra
Mundial.
Aunque mucho menos en número,
también hubo emigración a
América |
La
modernización agraria y el movimiento
En el caso
español, la magnitud del fenómeno se
debió a las peculiares características de
nuestra modernización agraria y a la
sobredensidad campesina existente aún a
comienzos de los años sesenta. El sector
primario, que todavía a esas alturas
soportaba una población activa cercana al
40%, encontró en las posibilidades abiertas
por el paralelo desarrollo industrial de
otras regiones españolas -fundamental-
mente Cataluña y el País Vasco- y la
demanda de mano de obra en otros países
europeos, esa doble salida que, en un
espacio de tiempo relativamente corto,
consiguió acelerar la sustitución de
factor trabajo por capital en la
agricultura, y de paso, actuar como
atenuante de los desequilibrios y la
tensión social.
La pérdida de mano de obra
potenció la industrialización
agrícola |
La
atipicidad migratoria malagueña
Málaga se
ajustó, con matices, al comportamiento
anterior. Su carácter atípico se debió a
la convivencia, dentro de la misma
provincia, de un interior agrario y un
litoral que, en pleno crecimiento del sector
turístico, actuaba como punto de atracción
complementario a la oferta laboral europea y
la del norte y este de España. El
resultado, según se observa en el cuadro 1,
fue un contraste cada vez más acusado entre
comarcas expulsoras de población -la
depresión de Antequera y la serranía de
Ronda- y comarcas receptoras -fundamentalmente
los municipios costeros-. En última
instancia, ello significó el estancamiento
demográfico de las cabeceras comarcales del
interior y la pérdida de efectivos para un
número significativo de municipios de esas
zonas.
El origen
agrario de esta emigración debe completarse
con su carácter fundamentalmente masculino
(por encima del 95%) y en plena edad laboral
(en torno al 85% tenían entre 25 y 55
años). La concentración de los destinos
fue otro de sus rasgos definitorios: en
cuanto a los que fueron a Europa, la
mayoría marcharon a Francia y Alemania
(más de un 90% entre ambas); de los que
quedaron en España, casi tres cuartas
partes se establecieron en la provincia de
Barcelona.