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El problema de la vivienda en la Málaga de la postguerra 
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El déficit de viviendas se hizo insostenible tras la Guerra Civil

La miseria económica y social de la Málaga de la posguerra también afectó a las condiciones de vivienda de muchos de los habitantes de la capital. A pesar de haberse convertido, al menos desde la segunda década de nuestro siglo, en lugar de atracción para familias procedentes de los núcleos rurales del interior de la provincia, la capital apenas mejoró su oferta inmobiliaria en todo este período. 

Relación de núcleos de vivienda construidos por iniciativa oficial o privada acogida a ayudas públicas en Málaga entre 1937 y 1964. 

Grupo "Generalísimo Franco" (Ciudad Jardín), 1937
Grupo "Santo Tomás" (Arroyo de los Angeles), 1938
Hazas de Campillo Alto y Bajo, (derruidas), 1940 
Haza Cuevas (Ntra. Sra. de la Victoria), 1940 
Casas Ultrabaratas de El Palo (derruidas), 1940-44 
Grupo "Torres de la Serna" (Tabacalera), 1946 
Grupo "Cantó" (Paseo Marítimo), 1946 
Barriada "Generalísimo Franco" (Carranque), 1953-1957 
Grupo de viviendas del Canódromo, 1953 
Barriada "Sixto" (Ctra. Cádiz), 1954 
Barriada "José Antonio Girón" (Ctra. Cádiz), 1955 
Barriada "Santa Julia" (Ronda Intermedia), 1957 
Barriada"Sánchez Arjona" (Portada Alta), 1959 
Barriada "26 de febrero", 1959 
Viviendas "4 de diciembre", 1959 
Grupo "José Solís" (Dos Hermanas), 1960 
Grupo "Obispo Herrera Oria" (Ciudad Jardín), 1962 Grupo "Virgen del Carmen" (Ciudad Jardín), 1964

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Calle de la barriada Arrese

El déficit constructivo, arrastrado durante la Dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República, se hizo insostenible tras la Guerra Civil. Al no interrumpirse el flujo migratorio desde las zonas agrarias, y debido también a la carestía de los materiales constructivos -cemento, en especial-, al desvío de inversiones privadas hacia actividades especulativas, extraordinariamente lucrativas en aquella coyuntura, y a la lentitud de la administración por concretar los planes de construcción de viviendas, se recrudecieron los elementos que habían condicionado la precariedad en las condiciones de vivienda de muchos malagueños. 

Así, se extendieron el chabolismo, las autoconstrucciones y el hacinamiento. La reocupación de los refugios -las cuevas- de El Ejido, o el realquilado como práctica habitual en los barrios de la periferia histórica como El Bulto, la Trinidad o el Perchel, fueron algunas de las características más significativas de los años de la posguerra.

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Vista de las casas de Cantó

La vivienda durante el primer franquismo 

Frente a la extensión de la autoconstrucción y el chabolismo, la administración franquista, que en 1939 había creado la Dirección General de Arquitectura, órgano encargado de coordinar e impulsar los programas constructivos destinados a imponer el nuevo modelo de ciudad falangista, apenas se ocupó de mejorar la situación malagueña: en realidad, en toda la década de los cuarenta, la iniciativa oficial se limitó a construir las casas ultrabaratas de El Palo -la alternativa pública al chabolismo-, un grupo de viviendas en el Arroyo de los Angeles para funcionarios de la Diputación, las viviendas de Haza Cuevas y de Campillo Alto y Bajo y el grupo "Generalísimo Franco" en Ciudad Jardín. 

El estado de la vivienda en Málaga sólo comenzó a mejorar a finales de los años cuarenta, con la construcción del más de medio millar de viviendas que conformaban el grupo Ntra. Sra. de la Victoria. Ya en los cincuenta, una vez que entró en vigor el primer Plan de Ordenación Urbana del franquismo (González Edo, 1950), este tipo de construcciones se incrementó, al tiempo que se ponían en marcha las primeras medidas oficiales destinadas a erradicar el chabolismo y la iniciativa privada se interesaba por este sector productivo. A lo largo de esa década, y a comienzos de la siguiente, las barriadas autárquicas terminarían punteando los límites del tejido urbano de la capital por las dos únicas zonas de expansión posibles: el norte y el oeste.

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Panorámica de la barriada Carranque

La mayor parte de ellas estaban impregnadas de la misma pretensión autárquica y autosuficiente que emanaba de los presupuestos ideológicos iniciales del régimen. En este sentido, Alfredo Rubio, el primer especialista del urbanismo malagueño de los siglos XIX y XX, ha señalado la contradicción inherente a unos proyectos que renegaban de la idea decimonónica de ensanche, pero que terminaron formando parte de la expansión de la ciudad hacia el Oeste, participando del concepto de "ciudad satélite", y que a la postre llegaron a consolidar el eje vertebrador del crecimiento urbano de los años sesenta y setenta. 

Carranque: ejemplo de barriada autárquica 

Sin duda, el caso paradigmático de barriada autárquica malagueña lo constituye Carranque, construida entre 1953 y 1957 y llamada oficialmente barriada Generalísimo Franco. Está considerada por los urbanistas como uno de los ejemplos más acabados -en toda España- del ideario constructivo del primer franquismo. Todo un sistema autárquico y autosuficiente, dotado de una tipología ruralizante, pero también impregnado de la impronta "imperial" tan querida por la arquitectura franquista de los años cuarenta: una ciudad dentro de la ciudad, con servicios y equipamientos para uso de la colectividad (iglesia, cine, mercado, colegio) y una plaza mayor con soportales que pretendía articular todo el barrio, centralizando las funciones propias de un núcleo urbano consolidado.

 
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